Se diagnostica TDAH con evaluaciones de 10 minutos y eso es una barbaridad

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Problemas para mantener la atención, movimiento excesivo e impulsividad tanto cognitiva como motora… Hablar de TDAH es referirnos a unos síntomas que a primera vista padecen muchos niños pequeños, por lo que también es hablar de controversia.

El psicólogo Rafael Guerrero acaba de presentar su libro «Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, entre la patología y la normalidad», donde explica todo lo que hay que saber sobre este asunto, que va camino de convertirse en el diagnóstico infantil del siglo XXI., y que él ve a diario en su consulta de Darwin Psicólogos:

En esta situación de ahogo permanente y de no dar la talla, Marta tuvo un ataque de ansiedad que le hizo ingresar en el hospital. Fue entonces cuando descubrieron que tenía TDAH. “A partir de aquí mi vida fue a mejor, porque sabía que algo pasaba y ya vieron lo que era; no era tonta”.

 

—Niños inquietos, que se mueven y se impacientan… ¿Dónde está, según usted, la delgada línea roja entre la patología y el despiste?

—Bien. La delgada línea que separa la normalidad de la patología es, en ocasiones, difícil de discernir. Como ya hemos comentado, en el caso de los niños es normal que sean inquietos, intrépidos y exploradores. De hecho, lo contrario sería anormal. ¿Cuándo es patología? Cuando los síntomas que están viviendo el pequeño y la familia hacen que la situación les afecte en los diferentes aspectos de su vida cotidiana (ámbito familiar, escolar, afectivo, conductual y social).

—¿Cómo describiría a un niño con TDAH y esas dificultades con las que se encuentra a diario?

—Los niños con TDAH en general son niños que viven en el presente continuo, en el aquí y el ahora. Tienen dificultades para actuar en función de las consecuencias del pasado, y además tienen problemas para planificar y anticipar el futuro. Estos pequeños suelen mantener una buena concentración en tareas que les resultan gratificantes y excitantes, como por ejemplo, los videojuegos, las películas y el deporte. En cambio, se descentran muy fácilmente ante tareas rutinarias, aburridas y con poca emoción. Un porcentaje elevado de los quehaceres que les resultan poco motivantes se encuentran en el ámbito escolar.

—El TDAH lo sufren hasta un 5% de la población infantil, según los datos a los que se hace referencia desde las distintas asociaciones. ¿Podríamos hablar de un cierto sobrediagnóstico?

—Así es, se está produciendo una evidente inflación diagnóstica, así como una deficitaria e insuficiente evaluación por parte de los adultos implicados. Muchos niños que no son capaces de estar atentos en clase o son muy inquietos en casa son rápidamente etiquetados como hiperactivos, sin haber realizado una evaluación ni haber tenido en cuenta las causas que provocan esa falta de atención.

—Igual que se habla del sobrediagnóstico, se habla del mal diagnóstico.

—Hay quien diagnostica bien y quien diagnostica mal, en efecto. De hecho nos encontramos a compañeros que están diagnosticando a niños a base de síntomas con evaluaciones de 10-15 minutos. Ni siquiera en 50. Eso es una barbaridad. En el otro lado tenemos a la madre desesperada, sin herramientas, a la que hacen un cuestionario que acaba en medicación para al niño. No se puede diagnosticar en función de lo que dicen unos padres que evidentemente cuando se acercan a preguntar no saben ya ni qué hacer.

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FUENTE:

ABC